jueves, 5 de agosto de 2010

El estrés, un tema de todos los días

En los años 30, el estudiante de medicina Hans Selye de la Universidad de Praga observó que todos los enfermos a quienes estudiaba, indistintamente de la enfermedad que estos padecieran, presentaban síntomas comunes: cansancio, pérdida del apetito, bajada de peso, mal humor, entre otros, a este conjunto de síntomas le llamo estrés.
El estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante.
El estrés es necesario para la supervivencia del hombre porque es un mecanismo de defensa, claro está que es beneficioso siempre y cuando sea en forma moderada. Este mecanismo de defensa puede acabar, bajo determinadas circunstancias que abundan en ciertos modos de vida, desencadenando problemas graves de salud. Cuando esta respuesta natural se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que se ve reflejada en el organismo y en la aparición de enfermedades y anormalidades patológicas que impiden el desarrollo normal y funcionamiento del cuerpo humano. Algunos ejemplos son los olvidos (problemas de memoria),alteraciones en el ánimo, nerviosismo, falta de concentración, etc.
Cuando el estrés es crónico y el estado de alerta es permanente se puede producir diversas enfermedades como la trombosis, la ansiedad, la depresión, la inmunodeficiencia, dolores musculares, insomnio, trastornos de atención, diabetes, etc.
Un estudio de la Universidad de California demostró que un estrés fuerte durante un corto período, es suficiente para destruir varias de las conexiones entre neuronas en zonas específicas del cerebro. Un estrés agudo puede cambiar la anatomía cerebral en pocas horas. Y el estrés crónico, por su parte, disminuye el tamaño de la zona cerebral responsable de la memoria.
Los llamados estresores o factores estresantes son las situaciones desencadenantes del estrés y pueden ser cualquier estímulo, externo o interno (tanto físico, químico o sociocultural) que, de manera directa o indirecta, propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo.
Estos son los estresores más importantes hoy en día:
• Los estresores únicos: afectan sólo a una persona o a un pequeño grupo de ellas, y corresponden a cambios significativos y de transcendencia vital para las personas.
• Los estresores múltiples: hacen referencia a cataclismos y cambios drásticos en las condiciones del entorno de vida de las personas y que, habitualmente, afectan a un gran número de ellas.
• Los estresores cotidianos: se refieren al cúmulo de molestias, imprevistos y alteraciones en las pequeñas rutinas cotidianas.
• Los estresores biogénicos: son mecanismos físicos y químicos que disparan directamente la respuesta de estrés sin la mediación de los procesos psicológicos.

En el Congreso de Neurociencias del 2008 que se llevó a cabo en Washington DC se presentó una investigación que sugiere masticar chicle para combatir el estrés. Esto es sugerido por un estudio que demuestra que masticar chicle en momentos de presión, disminuye el estrés a niveles cinco veces menores de los que se perciben en condiciones normales y que además mejora la memoria a corto plazo. Otra opción para combatir el estrés son los ejercicios respiratorios, el objetivo es ejercer un control voluntario sobre la respiración de manera que la utilicemos como calmante cuando nos abrumen las situaciones de estrés. Está demostrado que una respiración adecuada tiene un efecto calmante sobre la persona que está sometida al estrés.










Entrevista sobre el estrés con la enfermera Marina Rodrigrez Salas.

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